El proyecto del genoma humano

Código de la vida

El proyecto internacional del genoma humano es uno de los proyectos científicos más ambiciosos de la historia de la ciencia. Sólo equiparable al del colisionador de partículas del CERN. Se inició en 1.998, supervisado por James Watson, uno de los descubridores del ADN. En él colaboran científicos de todas las nacionalidades. Aunque el proyecto inicial finalizó en 2.003, aún no hay conclusiones definitivas.

Su propósito era codificar la secuencia completa del ADN humano, su código genético. Toda la información genética está almacenada en cada una de nuestras células. Si se estirara el ADN que contiene una sola célula, mediría dos metros. Se creía que conocer el genoma equivaldría a conocer las instrucciones de diseño del ser humano. No ha sido así. El genoma se completó, y muchas preguntas siguen sin respuesta.

Los resultados fueron sorprendentes. Los científicos se encontraron con muchos menos genes de los que esperaban. Calculaban unos 100.000 por persona y sólo encontraron unos 25.000. Hay plantas con más genes que nosotros. Aunque los nuestros son más complejos. Se descubrió que todos tenemos en común el 99'99% de la información. Lo que nos hace únicos y diferentes es sólo el 0'01%.

Se pretende identificar y aislar los genes causantes de algunas enfermedades hereditarias como el Alzheimer, la diabetes, algunos tipos de cáncer, etc. La terapia génica da esperanza a cientos de miles de personas de todo el mundo.

Pero lo más fascinante del proyecto genoma humano fue descubrir que somos más que una secuencia de ADN plasmada en un papel. Somos más que un simple código. Descubrió que los genes se activan y desactivan por algún extraño mecanismo que desconocemos, y que une las vivencias de unas generaciones con otras. Una experiencia vivida por una persona puede manifestar sus efectos en sus descendientes, varias generaciones más tarde. Este fenómeno se llama epigenética, y es el gran misterio de la genética actual.

Cadena de nucleótidos

Los genes trasmiten, de algún modo, las vivencias de una persona. Pueden ser vivencias emocionales, ambientales, de hábitos de vida... El ejemplo más estudiado es el de los supervivientes del Holocausto. Los descendientes de quienes se sometieron a esa traumática experiencia también padecen su estrés emocional. No sólo sus hijos, también sus nietos y biznietos, a quienes la historia les queda ya lejana. Quedó impresa en sus genes, y la trasmitieron a sus descendientes.

Lo mismo sucede con generaciones que llevaron una alimentación muy pobre: en sus nietos suelen aparecer enfermedades asociadas, como diabetes, etc. En Estados Unidos se están observando efectos similares en los hijos de los supervivientes de los atentados del 11-S. La epigenética es un hecho, aunque aún no sabemos cómo funciona.

De algún modo, la genética nos une a las vidas de quienes estuvieron antes y de los que vendrán después. Nos obliga a plantearnos que no sólo somos responsables de nuestra propia vida, sino también de la de aquellos que nos sucederán. Ojo al dato.


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