¿Podemos crear vida artificial?

Vida en laboratorio

El hombre siempre ha soñado con crear vida en un laboratorio. Desde el Frankesnstein de Mary Shelley hasta el Yo robot de Isaac Asimov, la vida artificial es un clásico de la ciencia ficción. Los avances tecnológicos del último siglo dan lugar a nuevos proyectos, a través de la ingeniería genética y la biología sintética.

En 1.953, Stanley Miller recreó en un laboratorio las condiciones de la atmósfera primitiva de la Tierra. Intentaba crear vida artificial para explicar cómo ésta se originó. Obtuvo numerosos aminoácidos básicos para la vida. Son el paso previo al origen de la vida. Pero nada más.

En 2.010, el Craig Venter Institute logró crear en laboratorio una bacteria con un genoma artificial. Se trata de la Mycoplasma mycoides, una bacteria muy simple con un código genético muy sencillo. Se aisló el ADN propio de la bacteria y se sustituyó por otro fabricado en el laboratorio. La bacteria comenzó a funcionar con el nuevo ADN, y lo transmitió al reproducirse. Aunque no es estrictamente vida artificial, pues la bacteria ya existía. Lo único artificial es su nuevo ADN.

Los animales clónicos son otro intento de crear vida artificial. Los experimentos comenzaron en 1.997, con la oveja Dolly.

Fabricación en serie

Lo más común es la manipulación genética para crear nuevas especies o perfeccionar las que ya existen. Los organismos modificados genéticamente se llaman transgénicos. Aunque tienen muchas ventajas, también plantean problemas éticos, a menudo motivados por los intereses y las malas prácticas de las multinacionales que hay detrás.

La manipulación genética aporta muchos beneficios. La mejora de los cultivos es uno de ellos. Supone importantes avances en la lucha contra enfermedades como la diabetes, algunos tipos de cáncer y otras dolencias hereditarias. Ha hecho posible la insulina artificial. La terapia génica consiste en modificar el ADN de algunos virus, introducirlos en el cuerpo del paciente y hacer que "trabajen" para él, siguiendo las instrucciones de su nuevo código genético.

El inconveniente es la práctica real. La industria de los transgénicos está hoy en manos de una o dos multinacionales privadas. Su peso es muy grande económica y políticamente a nivel mundial. Una práctica real, entre otras muchas, es acaparar las tierras de los países "invisibles", de Africa y Sudamérica. Agotan sus recursos naturales, les llevan a más probreza y, a veces, a grandes hambrunas.

¿Clonación humana?

Otro inconveniente es el mal uso de la manipulación genética. ¿Quién establece dónde está el límite? ¿En manos de quién puede caer ese poder? Tiene implicaciones morales y aquí es cuando interviene la bioética. Por ejemplo, a través de la manipulación genética sería posible la selección artificial de seres humanos. Fabricar personas con unas determinadas características para mejorar la especie. Algo similar a la novela de Aldous Huxley "Un mundo feliz".

Hasta hoy, la ingeniería genética es lo más parecido a la vida artificial. Aporta grandes beneficios a la humanidad. Pero, para ello, es preciso que su uso y límites estén cuidadosamente regulados.


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