El Neógeno: Mioceno y Plioceno

Se llama Neógeno al segundo de los tres periodos en que se divide la Era Cenozoica. Empezó hace 23 millones de años, acabó hace 2,59 millones de años y es el tiempo de los simios y los homínidos.

Antiguamente los periodos Paleógeno y Neógeno se solían agrupar como "Terciario" o, incluso, "Era Terciaria". El periodo Neógeno se conocía como Terciario superior con unos límites algo distintos a los que se aceptan hoy.

El Neógeno: mamíferos, aves, hierba y homínidos

Los mamíferos y las aves se desarrollaron bastante durante este periodo. El clima, moderado en los inicios, se fue enfriando. Al principio del Neógeno aparecieron los simios y, hacia el final, los homínidos. ¡Hola!

Bienvenidos al Neógeno, homínidos

El Neógeno se reparte en dos épocas, Mioceno y Plioceno. Sin embargo, hay una propuesta de la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) que pretende añadirle el Pleistoceno y el Holoceno, que actualmente forman el Cuaternario y que llega hasta el presente.

•» El Mioceno comenzó hace 23 millones de años y finalizó hace 5,3 millones de años. El clima era más fresco y seco que en la época anterior porque se formó un gran casquete de hielo en la Antártida que acumulaba humedad.

Por todo el planeta, grandes áreas que antes estaban cubiertas por espesos bosques se convirtieron en praderas. En las zonas áridas apareció una nueva vegetación, el chaparral. Los bosques empezaron a dejar claros donde crecía la hierba. Las plantas herbáceas se adaptaron mejor al clima de este periodo, que bien podría llamarse la Edad de las Hierbas.

Flora y fauna del Mioceno

La fauna mamífera del Mioceno contempla la aparición del mastodonte, el mapache, la comadreja, la hiena y los osos. Había rinocerontes, gatos, camellos y caballos en sus formas primitivas. Los grandes simios, relacionados con el orangután, vivían en África, Asia y en el sur de Europa. Los primeros homínidos empezaron a evolucionar en el este de África.

En los mares progresaban las ballenas, los defines, los tiburones y las focas. Gracias a la merma de los bosques, tuvieron mucho éxito algunos animales de pequeño tamaño, como roedores, ranas, serpientes y pájaros.

La elevación de las grandes cordilleras, iniciada durante el Oligoceno, siguió adelante, acabando de dar forma a los Alpes en Europa, el Himalaya en Asia y las cadenas montañosas del continente americano. Los sedimentos producidos por la erosión de estos sistemas se depositaron en cuencas marinas poco profundas, para terminar convertidos en ricos depósitos petrolíferos en California, Rumania y la costa oeste del mar Caspio.

El Mediterráneo en el Mioceno

La entrada oriental del mar de Tetis se cerró hace entre 19 y 12 millones de años, cuando África colisionó con Eurasia en el Oriente Medio. Después se levantaron montañas en el Mediterráneo occidental. Todo esto, unido al descenso del mar, provocó que se secara el Mediterráneo a finales del Mioceno. Este fenómeno se conoce como la crisis salina del Mesiniense.

Estos sucesos tuvieron otro efecto: al abrirse rutas terrestres, muchas especies animales pudieron migrar y extenderse hacia otras zonas, lo cual tuvo un gran impacto sobre la fauna de África, Eurasia y Norteamérica.

•» El Plioceno se extiende desde hace 5,3 millones de años hasta 2,59 millones de años atrás. En el oeste de Norteamérica, la subducción de la placa tectónica del Pacífico contribuyó a la elevación de sierra Nevada y de la cordillera volcánica de las Cascadas. En Europa, los Alpes continuaron su ascensión apoyados por el movimiento de la tectónica de placas que empujaba y combaba la corteza en una región amplia de este continente.

El istmo de Panamá, formado al colisionar Sudamérica con Norteamérica, propició la práctica desaparición de la antigua fauna marsupial sudamericana. Además de unir las tierras, el istmo separó los océanos Atlántico y Pacífico, cortando las corrientes cálidas ecuatoriales. Como consecuencia, ambos océanos se enfriaron, sobre todo el Atlántico y, en especial, las aguas árticas y antárticas. Los casquetes polares continuaron acumulando hielo.

Animales del Plioceno

El descenso del nivel del mar dejó al descubierto un puente de tierra entre Alaska y Siberia (actual estrecho de Bering), que facilitó las migraciones. Así, todos los continentes quedaron unidos, excepto Australia, la Antártida y las islas. Gran Bretaña era todavía una península de Europa.

Al final del Mioceno se había formado el sistema bético-rifeño y cortado el paso entre el Atlántico y el Mediterráneo. Este mar se secó, el clima se volvió árido y se depositaron grandes cantidades de sales. Al iniciarse el Plioceno se abrió el Estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo se llenó de nuevo.

El clima más frío y seco redujo las plantas tropicales a una estrecha franja ecuatorial. Además, al tener la Tierra estaciones muy marcadas, aumentaron los árboles de hoja caduca. Los bosques de coníferas y la tundra ocuparon las zonas frías, mientras los pastizales colonizaban áreas extensas. Aumentaron las sabanas resecas y se formaron desiertos en África y Asia.

Con el enfriamiento global, muchos animales de sangre fría desaparecieron de las latitudes medias y altas. Los cocodrilos y caimanes se extinguieron en Europa. En cambio, las aves y los roedores evolucionaron y siguieron expandiéndose. Y, cuando hay comida, surgen depredadores: los géneros de serpientes venenosas se multiplicaron en el Plioceno.

Homínidos

En África abundaron los animales con pezuñas. Aumentó la población de elefantes y aparecieron las primeras jirafas. La proliferación de nuevos depredadores, sobre todo felinos, motivó que las hienas se convirtieran en carroñeras. Mientras, los primates seguían evolucionando. Surgieron diversas especies de homínidos, desde los Australopitecinos al Homo habilis y al Homo erectus, que se consideran antepasados directos del Homo sapiens.

En Eurasia prosperaron los tapires, rinocerontes, antílopes y vacas. Algunas especies de camellos llegaron por Asia desde Norteamérica. Aparecieron los primeros felinos dientes de sable, que compitieron con otros predadores como osos, perros y comadrejas. Especies norteamericanas invadieron Sudamérica, mientras en Australia, aislada del resto, siguieron dominando los marsupiales.

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