Sedimentos y estratos

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El resultado de la actividad interna del planeta modifica la superficie terrestre. Estos son los llamados "agentes geológicos internos". La nueva corteza pronto recibe el "ataque" de otros agentes, los externos, que la erosionan.

La erosión produce residuos de material rocoso de diversos tamaños que, con el tiempo, se van fragmentando en trozos más pequeños. La gravedad y el transporte por la acción del agua o del viento los deposita y acumula en las zonas más bajas del relieve terrestre. Esto da lugar a la aparición de sedimentos que se depositan en capas, que llamamos "estratos". Más adelante, las capas inferiores, que soportan más peso, se transforman en nuevas rocas, las rocas sedimentarias.

Formación de estratos y rocas sedimentarias

La superficie del planeta se rompe, a causa de la erosión, en trozos más o menos grandes, desde los bloques de roca hasta el finísimo limo, pasando por todos los tamaños de gravas y arenas. La fuerza de la gravedad y el arrastre del agua tienden a depositar estos fragmentos en las zonas bajas donde, a veces, se acumulan enormes cantidades.

Estos materiales van formando sucesivas capas que llamamos "estratos". El tipo de estrato depende del clima y de la erosión que se produce en cada época. Esto hace que su estudio sea interesante para conocer las condiciones de épocas pasadas. La rama de la geología que estudia los sedimentos y estratos se llama "estratigrafía".

Los estratos superficiales de las zonas sedimentarias suelen tener consistencia blanda siendo, a menudo, ideales para la agricultura. Pero a lo largo del tiempo, a medida que se van acumulando nuevas capas, las inferiores tienen que soportar más peso y sus partículas, sometidas a mayor presión, se compactan. Esto, unido al aumento de temperatura, provocan cambios químicos que, finalmente, convierten el sedimento en roca dura.

La edad de los fósiles

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Los procesos sedimentarios pueden ocurrir en cualquier lugar de la superficie terrestre donde haya erosión, pero no todo el material depositado se convierte en roca sedimentaria. ya que la propia erosión puede arrastrar los sedimentos antes de que se endurezcan. Básicamente, los procesos sedimentarios son de tres tipos:

Marinos, se forman depósitos en la plataforma continental y en las zonas abisales.

Continentales, se acumulan materiales a los pies de las cadenas montañosas, en los glaciares, a lo largo de las cuencas de los ríos y en los desiertos.

De transición, que es la sedimentación que tiene lugar en puntos de contacto entre el mar y los continentes, como las zonas pantanosas y los deltas.

Los restos orgánicos atrapados en los sedimentos se pueden fosilizar si estos se convierten en rocas metamórficas. Al conjunto de los diversos estratos que contienen los mismos tipos de fósiles se le llama "unidad estratigráfica".

El grosor de un sedimento permite deducir el tiempo que tardó en formarse, si se conoce la velocidad de sedimentación. Cada tipo de sedimento indica algunas características de le época en que se formó, tales como lluvias, glaciaciones, desertización, ... Todo esto permite conocer a los geólogos la edad del sedimento y, por tanto, también la edad de los fósiles que contiene, resultando un buen método de datación.


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