El 16 de junio de 1963 es una fecha histórica para la astronáutica y la humanidad: Valentina Tereshkova, de 26 años, ciudadana soviética, se convirtió en la primera mujer cosmonauta del mundo. A poco más de dos años de otro histórico vuelo, el de Juri Gagarin que en la mañana del 12 de abril de 1961 abrió al hombre el camino del espacio, los rusos se apuntan otro triunfo en la carrera espacial.
Y este de la Tereshkova es también un record destinado a durar en el tiempo, mucho más que el de su colega Gagarin. Será preciso esperar unos veinte años para que otra mujer vuelva al espacio. Es otra soviética, Svetlana Savitskaja, en agosto de 1982, quien repitió la experiencia de Tereshkova.
Sin embargo, como tiempos y medios han cambiado (los rusos han inaugurado a partir de 1971 el sistema del llamado "tren espacial" y en muchas misiones envían al espacio tripulaciones de tres o más cosmonautas para ocupar las estaciones espaciales), Svetlana Savitskaya en su "Soyuz T-7" no viaja sola como Valentina Tereshkova en la "Vostok 6". junto a ella están el comandante Leonid Popov y el ingeniero de a bordo Alecsandr Serebrov.
Esta presencia masculina hizo correr rios de tinta en los periódicos de todo el mundo. Inmediatamente después del vuelo espacial del terceto ruso, se corrió la voz de que Svetlana, en nombre de la ciencia, habría sido protagonista del primer amor espacial. Los rusos desmintieron repetidas veces un hecho semejante, aunque en realidad con poca convicción.
Por otra parte, de las dos primeras cosmonautas de la historia sabemos bien poco. De Tereshkova se sabe que proviene de una familia modesta, que se divorció del cosmonauta Adrian Nikolaev, que tiene una hija y que después del histórico vuelo se convirtió en una especie de mito en Rusia. Esto es así hasta el punto que, abandonada la actividad espacial, se dedicó a la política con gran éxito, entrando incluso a formar parte del presídium del Soviet Supremo.
Svetlana Savitskaya era, en cambio, "hija de especialistas". Su padre fue el mariscal del aire Evgeni Savitskja, dos veces héroe de la Unión Soviética por los méritos acumulados durante la segunda guerra mundial; y como "de tal padre tal astilla", Svetlana desde niña jugaba con aviones en lugar de hacerlo con muñecas. Su gran pasión era el paracaidismo, hasta el punto que a los 17 años había ya conquistado tres records mundiales con más de 500 lanzamientos en su haber.
A diferencia de las cosmonautas rusas, de Sally Ride, la primera americana que a bordo de la lanzadera "Challenger" voló en el espacio en junio de 1983, se sabe todo o casi todo. Sally Ride nació en Encino, un suburbio algo burgués de Los Angeles Simpática, de ojos azules y cabello oscuro, 1,63 metros de estatura y 52 kg. de peso. Parecía una niña que llegó por equivocación al aséptico mundo del organismo espacial americano. Pero esto es sólo en apariencia. En realidad, Sally siempre deseó ser astronauta: "Desde que tenía 12 ó 13 años y era la época de las naves Mercury y Géminis" dice. "Y así cuando leí en un periódico de la Universidad (Sally Ride se licenció en Stanford con una tesis en astrofísica) que la NASA buscaba candidatos astronautas para el "shuttle", abandoné todo y corrí a presentarme".
Junto con ella se presentaron, como puede verse en los archivos de la NASA, 8.079 candidatos, de los cuales 1.544 eran mujeres. "Todos", continúa Sally, "me decían que estaba loca y me preguntaban cuáles podían ser mis posibilidades. Sin embargo, yo estaba firmemente decidida a lograr mis propósitos".
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