Primer viaje del Columbia

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Cuando en octubre de 1977 los astronautas Haise y Fullerton dieron por terminadas la serie de pruebas de vuelo planeando y el Enterprise fue retirado, los científicos de la NASA pensaron que la primera misión orbital del shuttle Columbia podría realizarse en marzo de 1978.

Como estaba programado, a esta seguirían otras misiones orbitales de prueba, necesarias para poner a punto el Columbia hasta el más mínimo detalle antes de llegar a la quinta misión, la primera con objetivos operativos. Pero surgieron no pocos problemas técnicos en los motores y en el escudo térmico que hicieron aplazar unos tres años la fecha del primer lanzamiento que, finalmente, fue fijada para el 10 de abril de 1981.

El mando del Columbia había sido confiado a John W. Young, de 50 años, astronauta de San Francisco, auténtico veterano del espacio, después de haber participado en dos misiones Géminis y dos Apolo. Ypung iría acompañado por el piloto Robert C. Crippen, de 43 años, de Texas, un novato del espacio.

Todo estaba preparado para la partida del Columbia. La cuenta atrás había comenzado en el Kennedy Space Center, donde habían acudido decenas de miles de espectadores para asistir al histórico despegue. Aproximadamente 20 minutos antes de la hora cero, los cuatro ordenadores primarios indicaron la presencia de un desperfecto. La cuenta atrás se detuvo y, aunque el problema fue rápidamente diagnosticado y solucionado, se tuvo que posponer la partida dos días.

Finalmente, el 12 de abril de 1981, algunos segundos después de las siete de la mañana locales, el Columbia se alzaba entre dos enormes lenguas de fuego y dejaba la rampa para iniciar su primer viaje orbital. La tierra tembló a su alrededor, sacudida por la potencia de los cohetes, que proporcionaban 3.400.000 kg. de empuje, y el ruido de este auténtico proyectil pudo oírse a muchos kilómetros de distancia.

La separación de los dos cohetes booster se produjo con perfecta regularidad y también el gran depósito exterior se separó de la lanzadera después de que el Columbia se hubiera colocado en la órbita circular preestablecida de 241 km.

Durante esta primera misión, el Columbia viajó prácticamente vacío. En su amplia bodega no había ninguna carga especial, sin tener en cuenta los instrumentos para medir los sistemas de protección del vehiculo por las altas temperaturas.

Una vez en órbita, Young y Crippen debieron experimentar por dos veces la maniobrabilidad de las puertas de la bodega y fue precisamente al realizar esta simple operación cuando los astronautas se dieron cuenta de una avería: algunas de las placas de protección térmica que recubren gran parte del Shuttle se habían caído.

Young y Crippen indicaron a Tierra el desperfecto y los técnicos de la NASA examinaron inmediatamente el caso. Después de precisos cálculos, establecieron que, afortunadamente, las láminas que faltaban no estaban colocadas en lugares críticos y que la avería no comprometería la vuelta del Columbia, cuando todo el fuselaje y las alas del Shuttle se pusieran candentes a causa del rozamiento con la atmósfera. Estas previsiones se revelaron exactas cuando Young y Crippen comenzaron la maniobra de retorno.

El aterrizaje para esta primera misión debía efectuarse manualmente por los pilotos, pero esto no perjudicó el resultado: a las 10 de la mañana, hora local, el Columbia descendió con sorprendente precisión en la pista 23 del lago salado Rogers de la base Edwards, en California.


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