Control de aeronaves no tripuladas

Desde que se lanzó el primer satélite al espacio hasta nuestros días los sistemas de comunicación se han ido perfeccionando. El control de aeronaves no tripuladas es una clara evidencia de ello. En la actualidad no solo se emplean estos sistemas para controlar los satélites artificiales, sino también para los aviones espías y de ataque como es el caso de los Drones.

Un VANT o Drone, es una aeronave que vuela sin tripulación humana a bordo, también se les conoce como UAV por siglas en inglés (Unmanned Aerial Vehicle), o sistema aéreo no tripulado, UAS (Unmanned Aerial System).

Drone

Las aeronaves no tripuladas poseen varias cámaras de video que se multiplexan con el fin de trasmitir imágenes que se reciben en la estación de control terrestre. Estas señales se captan mediante una antena que se orienta en dirección a la ubicación del avión. Para este propósito se emplea un sistema de autotracking que redirecciona la antena de forma automática, aunque un operador debe estar siempre ante un ordenador para orientar la antena de forma manual en caso necesario.

Para comandar y seguir el avión, la base en tierra recibe información de posicionamiento desde el GPS (Global Positioning System) o SPG (Sistema de Posicionamiento Global) a bordo del UAV. El sistema automático utiliza esta información para calcular los ángulos y elevación necesarios para apuntar hacia el vehículo, empleando un sistema de servomotores orienta la antena para poder recibir los datos que provienen del vehículo y tener controlarlo al mismo tiempo.

Las naves espaciales no tripuladas o robóticas son aquellas que no poseen humanos a bordo y suelen estar bajo control telerobótico (Control de robots a distancia). Un caso típico de ellas son las sondas espaciales. Muchas misiones espaciales son más apropiadas para la telerobótica que para operaciones tripuladas a causa de su costo y riesgo. Los destinos planetarios como Venus o Júpiter son demasiado hostiles para la supervivencia humana y planetas tales como Saturno, Urano y Neptuno están demasiado distantes para alcanzarlos con la actual tecnología de vuelos espaciales tripulados, así que las sondas telerobóticas son la única manera de explorarlos.

Muchos satélites artificiales son naves espaciales robóticas, así como muchos son landers y rovers, todos ellos se controlan desde una base en Tierra.

Voyager 1, más de 40 años en el espacio y aún se comunica con la Tierra.

Los sistemas de comunicación tierra-espacio han permitido que naves como Voyager 1, lanzada el 5 de septiembre de 1977 desde Cabo Cañaveral, permanezca operacional actualmente. Fue primera la primera sonda en alcanzar el espacio interestelar y aún se mantiene enviando fotos y datos, que recolecta a su paso, pese a que su sistema de comunicación es mucho más primitivo que los actuales.

Foto 1

Otro dato curioso se refiere a cómo son las comunicaciones y el control de naves entre Marte y La Tierra. El Curiosity se comunica con la base terrestre mediante tres antenas principales de comunicaciones que se encuentran su parte trasera las cuales sirven para enviar y recibir datos directamente hacia nosotros y comunicarse con los vehículos Mars Odyssey y Mars Reconnaissance que se encuentran en órbita alrededor del planeta Marte.

Una de las antenas de Curiosity funciona en la banda UHF de 400 MHz, empleada solo para corto alcance y se emplea para establecer enlaces con los vehículos orbitales. Las otras dos antenas son de largo alcance y se comunican directamente con las antenas de la Deep Space Network (DSN), una red internacional de antenas ubicadas por todo el globo terráqueo que proporcionan enlaces de comunicaciones entre los científicos y las diferentes misiones espaciales en la Tierra con el fin de mantener un sistema de control más efectivo.


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