Erosión biológica

También los seres vivos modifican el paisaje, a veces, de forma lenta y casi imperceptible y, otras, de forma rápida y violenta.

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Las plantas superiores, que tienen raíces, ejercen una labor intensa se excavación mecánica del sustrato, en busca de agua. Pero, aunque menos visible, también es importante la erosión provocada por pequeños vegetales y organismos, como los líquenes.

También erosionan los animales. Pequeños invertebrados, como los gusanos, airean el terreno y permiten la entrada de agua en la roca madre. Existen microorganismos cuyas secreciones atacan químicamente las piedras. Por último, los animales superiores pueden excavar y erosionar de muy distintas maneras.

La acción de los vegetales

Las plantas superiores, que tienen raíces, ejercen una labor intensa de excavación mecánica del suelo, en busca del agua que necesitan para su subsistencia. Algunas de estas raíces son capaces de atravesar sustratos de rocas blandas o, incluso, romper otras más duras.

Pero, aunque menos visible, el trabajo de otros vegetales y organismos, como los líquenes, es quizás todavía más importante, hasta el punto que se les considera los verdaderos indicadores o pioneros de la formación de los suelos. En efecto, los líquenes actúan sobre las rocas desnudas, empiezan su descomposición y permiten que otros organismos mayores continúen la tarea.

La acción de los animales

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Pequeños invertebrados como los gusanos y algunos insectos airean el suelo, pero también contribuyen al proceso de meteorización de la roca madre al permitir la entrada de aire y agua, así como de microorganismos productores de secreciones que reaccionan químicamente con la roca, transformándola y erosionándola.

La labor que llevan a cabo los animales es, en general, complementaria de la que realizan otros agentes erosivos en las etapas primarias del proceso de meteorización. Sin embargo, tiene una especialísima importancia en la formación de los suelos.

Los animales ejercen una erosión mecánica con la excavación o construcción de nidos y madrigueras, así como por el paso de grandes manadas por las mismas sendas. También ejercen un control sobre la población vegetal de la que se alimentan. Finalmente, producen secreciones y excreciones de materiales que tienen un alto poder corrosivo y pueden descomponer las rocas, facilitando la acción de otros agentes.


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